Uso de la lengua - El concepto de gastronomía

La gastronomía (del griego γαστρονομία, compuesto de γαστήρ, «vientre», y νόμος, «ley») es la ciencia y el arte de la alimentación. Su estudio tiene un claro componente práctico, puesto que la alimentación es indispensable para el ser humano, pero presenta igualmente una importante creativa derivada de la combinación de alimentos y de la innovación en cuanto a la creación de nuevas recetas. Las diversas tendencias gastronómicas responden sobre todo variantes regionales, ya que cada país tiene su propio distintivo. En el acto de comer hay que tener en cuenta factores como el espacio destinado a tal efecto, la presentación de los alimentos, la decoración de la mesa y los diversos utensilios a favorecer la ingesta de comida, que han ido evolucionando y adquiriendo cada vez mayor sofisticación. Todo esto ha convertido la comida en un rito social que trasciende el mero acto físico de deglutir, transformándolo en un momento de comunión familiar.

Los utensilios y accesorios de cocina (platos, vasos, cuchillos, cucharas, tenedores) han tenido una especial evolución con criterios estéticos que, en muchos casos, ha conseguido superar la mera practicidad de los objetos, convertidos en piezas artísticas transmisoras de un determinado estilo en paralelo a los diversos períodos de la historia del arte. Inventos como la cerámica, o la de materiales como el bronce y el hierro, revolucionaron la cocina, permitiendo crear toda una serie de utensilios para las diversas necesidades requeridas en la de alimentos y su posterior ingesta.

Así, el hecho de comer se transforma en una experiencia estética donde diversos sentidos, desde el gusto y el olfato hasta la visión de la propia comida, ya que un plato bien presentado puede parecer más apetecible que uno presentado de forma rudimentaria. El comer causa placer, e influye en nuestra fisiología en muchos otros ámbitos, como a la hora de dormir, pues hay alimentos que favorecen o perjudican el sueño.​ La comida tiene también un componente cultural, y la multiplicidad de gastronomías en todos los puntos geográficos provoca una distinta manera de percibir la comida o de apreciar ciertos gustos o sabores. Otro papel decisivo lo juegan factores como la imaginación y la memoria, que son los que permiten innovar y experimentar con los alimentos.

Es interesante mencionar que un componente destacado de la gastronomía es la química del producto alimenticio que, indudablemente, interfiere en su sabor; el cuerpo reconoce cuatro sabores principales: dulce, salado, ácido y amargo. Muchos gustos regionales por diversos sabores tienen un origen histórico determinado: el gusto por la en los países mediterráneos viene de cuando se conservaban los alimentos en sal; en Latinoamérica, el gusto por el chile procede de cuando la población menos favorecida lo tomaba para la falta de alimentos, por la sensación de hartazgo que produce, al tiempo de que servía para matar parásitos.​ En cuanto a la elaboración de los alimentos, el etnólogo Claude Lévi-Strauss estableció tres estados básicos de presentación de los mismos: crudo, podrido y cocido, cuya es un factor cultural que depende de diversas circunstancias. Igualmente, los alimentos se pueden preparar de distinta manera según el elemento utilizado para su elaboración: asado con fuego, hervido con agua o ahumado con aire.