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Uso de la lengua: el lince ibérico

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El lince ibérico (Lynx pardinus) es una especie de mamífero carnívoro de la familia Felidae, endémico de la península ibérica, conocido internacionalmente​ por su recuperación tras haber estado en peligro crítico de extinción a principios del siglo XXI.
Hábitat
El lince ibérico se encuentra en el bosque y
mediterráneo, en zonas muy restringidas de la península. En España está en muy pocas áreas, bien conservadas y aisladas de la actividad humana, mientras que en Portugal su población se encuentra en aumento, especialmente en el espacio protegido del Valle del Guadiana. Este tipo de hábitat le proporciona refugio y
abiertos para cazar conejos, que suponen el 90 % de su dieta.
El tamaño del territorio que necesita cada ejemplar está
por la abundancia de presas potenciales, pero como media, un lince ocupa unos 10 km². En zonas ricas en alimento, el terreno del lince será
menor que en zonas pobres. Dentro de este territorio suelen existir distintas residencias vitales para el lince, como las zonas de monte bajo para el descanso y las zonas de
, donde este animal estará en activo y que coinciden con las de máxima densidad de conejos.
Las preferencias examinadas del hábitat del lince en el área de Doñana, incluyendo el parque y los alrededores,
que este mamífero félido está generalmente ausente en las tierras de cultivo y en plantaciones de árboles exóticos (eucalipto y ciertos pinos), donde también escasean los conejos. En el parque, la radiotelemetría muestra que más del 90 % de los puntos de reposo del día usados por el lince se localizan dentro del matorral denso. El lince se encuentra principalmente entre los 400 y 900 m sobre el nivel del mar, pero este
puede extenderse hasta los 1600 m.
Comportamiento
En la mayoría de los casos, el lince ibérico vive de manera solitaria y nómada y es muy territorial, mostrándose más sociable en la época de celo. Es un
cazador; se aproxima sigilosamente a la presa y salta sobre ella con rapidez. Menos frecuentemente espera oculto a que pase una presa.
Cuando las temperaturas máximas aumentan, los linces pasan más tiempo descansando, al contrario que cuando hay
. Los linces juveniles son básicamente crepusculares y diurnos, con un aumento de su actividad nocturna después de su primer año de vida. Durante el invierno, los linces pueden estar activos durante las veinticuatro horas del día, contrastando con sus hábitos casi estrictamente nocturnos en verano.
Un estudio de radiotelemetría en el parque nacional del Coto de Doñana mostró linces principalmente nocturnos, con la actividad concentrada en el crepúsculo, y cuando los animales se movían de sus lugares de reposo diurnos hacia los de caza nocturna. El recorrido diario realizado fue como
de siete kilómetros, con los machos viajando generalmente más lejos que las hembras.
Reproducción
La época del celo comienza entre enero y febrero, adelantándose en las regiones meridionales desde finales del mes de diciembre hasta mediados del mes de febrero. El lince, a pesar de ser un animal de hábitos solitarios, en esta época del año
permanecer con su pareja.
Eligen las madrigueras en lugares bien protegidos y escondidos, como roquedos o árboles huecos. La gestación dura de sesenta y cinco a setenta y dos días, de lo que se deduce que la época del nacimiento se sitúa entre los meses de marzo y abril. Las
suelen constar de una a cuatro crías, siendo lo más habitual dos cachorros. A las cuatro semanas, la madre lince cambia de madriguera y a los dos meses los cachorros son capaces de acompañar a su madre en las cacerías. Estos son independientes a los siete o doce meses (más o menos cuando la hembra entra de nuevo en celo) y permanecen en su territorio natal hasta los veinte meses. Suelen sobrevivir a la independencia entre uno y dos linces por hembra.
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   

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