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Para protegerte del calor, es esencial que mantengas una buena hidratación a lo largo del día. Ante todo, (beber)
También es importante que protejas tu piel y tu cuerpo del sol directo. (usar)
abundante agua, incluso si no tienes sed, ya que el calor puede deshidratarte rápidamente; (evitar)
las bebidas con cafeína o alcohol, pues pueden contribuir a la deshidratación. Además, (consumir)
alimentos frescos y ligeros que también te ayudarán a mantenerte hidratado y te aportarán nutrientes esenciales; (intentar)
permanecer en lugares frescos y sombreados y, si es posible, (utilizar)
ventiladores o aire acondicionado para mantener una temperatura agradable en tu hogar o lugar de trabajo.
También es importante que protejas tu piel y tu cuerpo del sol directo. (usar)
ropa ligera, de colores claros y de tejidos transpirables, como el algodón, que permita que el aire circule y te mantenga fresco. (aplicar)
protector solar con un alto factor de protección en todas las áreas expuestas de tu piel y (repetir)
la aplicación cada dos horas, especialmente si estás al aire libre. (ponerse)
sombreros de ala ancha y gafas de sol para proteger la cabeza y los ojos. (realizar) No
actividades físicas intensas durante las horas más calurosas del día y (optar)
por hacer ejercicio temprano o al atardecer, cuando las temperaturas son más bajas.
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