Gloria Fuertes nació en Madrid el 28 de julio de 1917 en el seno de una familia humilde. Aunque conocida como la poeta de los niños, en su prolífica obra, Fuertes escribió tanto narrativa, como poesía y teatro. Cierto es que, de todo ello, siempre destacó su dedicación a la literatura infantil y juvenil, donde dejó una huella imborrable.
Con tan solo cinco años ya escribía cuentos y a los catorce publicó su primer poema, titulado Niñez, juventud, vejez... Su primer libro de poemas, Isla ignorada, lo escribió siendo aún adolescente. Realizó diversos trabajos en su juventud y su vida estuvo irremediablemente marcada por el difícil panorama español de gran parte del siglo XX. La década de los 40 supuso su incursión en el ámbito literario profesional. En estos años estrena obras teatrales para niños y trabaja como redactora en diversas revistas como Maravillas, dedicada también al público infantil. A principios de los años 60 pasó un tiempo en Estados Unidos, gracias a la concesión de la beca Fullbright. Esta experiencia influyó poderosamente en su obra posterior.
Pese a la censura y a otros factores de la represión, Gloria Fuertes se convirtió en una de las principales voces femeninas de la poesía de posguerra. Durante su carrera literaria recibió importantes premios, becas y reconocimientos como el diploma de honor del Premio Internacional de Literatura Infantil Hans Christian Andersen. A partir de los años 70, la autora cobra una enorme popularidad al participar en programas infantiles de TVE como La cometa blanca o Un globo, dos globos, tres globos. En los 80 siguió manteniéndose increíblemente activa, participando en programas de radio, haciendo entrevistas, lecturas, visitas a escuelas, viajes y mucho más.
Como ya se dijo al principio, Gloria Fuertes fue una creadora incansable y sus obras son numerosas, aunque siempre será recordada por su faceta como escritora de libros para niños. Falleció en la capital española el 27 de noviembre de 1998.
A continuación mostramos una pequeñísima muestra de su grandiosa obra, concretamente el poema Solo tres letras, cuyos versos reflejan la importancia que siempre tuvo para ella la lucha por la paz.
Solo tres letras,
tres letras nada más,
solo tres letras
que para siempre
aprenderás.
Solo tres letras
para escribir PAZ.
La P, la A, y la Z,
solo tres letras.
Solo tres letras,
tres letras nada más,
para cantar PAZ,
para hacer la PAZ.
La P, de Pueblo,
la A, de Amar
y la zeta
de zafiro o de zagal.
(De zafiro
por un mundo azul,
de zagal,
por un niño como
tú.)
No hace falta ser sabio,
ni tener bayonetas,
si tú te aprendes bien,
solo estas tres letras,
úsalas de mayor
y habrá paz en la tierra.